Aquí comparto los haiku leídos hasta el momento a pedido de "Haiku Del Día"
Con mi mayor respeto y agradecimiento a los haijines por brindar sus sentimientos y compartir sus haikus.
Creo que tienen fuerte identidad, la lectura permite crecer y aprender la idiosincrasia de otros individuos y/o colectividades.
amolador
el son de su zampoña
y los ladridos
José Manuel Rodriguez
(La Habana, Cuba).
Pico Turquino
Los nubarrones tapan
las otras cumbres
Jorge Braulio Ramirez
(La Habana, Cuba )
patio en calma
echó una flor la piña
entre guijarros
Alberto Armenteros
(Jaruco,Cuba)
Cálida noche.
El macao que barri
vuelve al umbral.
Lucrecia Linares
(Consolación del Norte, Cuba)
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Sabiduría del Zen
"La señal del yo es siempre el deseo. El deseo es la máscara que oculta el Zen. Nunca te sientas seguro, el hombre como las hojas es frágil. Cada día construye tu paraíso. Sólo tú encenderás tu lámpara"
CONFERENCIAS SOBRE BUDISMO ZEN por D.T.SUZUKI
Bashô (1644-94), un gran poeta japonés del siglo XVII,
compuso una vez un poema de diecisiete sílabas conocido como haiku o hokku.
Es probable que Bashô fuera caminando por el campo cuando observó algo junto al seto. Se acercó entonces, lo miró detenidamente, y descubrió que era nada menos que una planta silvestre, insignificante y generalmente inadvertida por los caminantes.Éste es el hecho simple que el poema describe, sin que se exprese en ningún momento un sentimiento específicamente poético, a no ser quizá en las dos últimas sílabas, en japonés kana. Esta partícula, ligada con frecuencia a un nombre, un adjetivo o un adverbio, significa cierto sentimiento de admiración, elogio, tristeza o alegría, y puede vertirse en ocasiones justamente a otras lenguas mediante un signo de admiración.
. La versión española sería:
Cuando miro con cuidado
¡Veo florecer la nazuna
Junto al seto!
En este haiku todo el verso termina con este signo.
El sentimiento que prevalece en las diecisiete, o más bien quince, sílabas y el signo de admiración al final quizá no sea comunicable para quienes no conocen el idioma japonés.Trataré de explicarlo lo mejor posible. El poeta mismo podría no estar de acuerdo con mi interpretación, pero esto no importa mucho si sabemos que cuando menos hay alguien que lo entiende lo mismo que yo.
En primer lugar, Basho era un poeta de la naturaleza, como lo son la mayoría de los poetas orientales. Aman tanto la naturaleza que se sienten uno con ella, sienten todos los latidos de las venas de la naturaleza.
La mayoria de los occidentales tienden a separarse de la naturaleza.Piensan que ésta y el hombre nada tienen en común a no ser algunos aspectos deseables y que la naturaleza sólo existe para ser utilizada por el hombre. Pero para los orientales, la naturaleza está muy cercana. Este sentimiento por la naturaleza surge al descubrir Bashô una planta nada llamativa, casi despreciable, que florecía junto al viejo seto descuidado, al lado del remoto camino campestre, tan inocentemente, tan sin pretensiones, sin desear ser advertida por nadie. Y sin embargo, cuando se la mira,¡qué tierna, qué llena de gloria y de esplendor divinos aparece, más gloriosa que Salomón!. Su humildad misma, su belleza sin ostentación, provoca la admiración sincera. El poeta puede leer en cada pétalo el más profundo misterio de la vida o del ser. Bashô pudo no tener conciencia de ello, pero estoy seguro que en su corazón, en ese momento vibraba un sentimiento aprecido a lo que los cristianos llamamos amor divino, que alcanza las mayores profundidades de la vida cósmica
Las alturas del Himalaya pueden provocar en nosotros un sentimiento de temor sublime, las olas del Pacífico pueden sugerirnos algo de infinitud. Pero cuando la propia mente se abre poética, mística o religiosamente, se siente, como Bashô, que en cualquier tallo de hierba silvestre hay algo que trasciende de hecho todos los sentimientos humanos venales y bajos, que nos eleva a un nivel semejante en esplendor al de la Tierra Pura. La magnitud no tiene nada que ver en estos casos. A este respecto, el poeta japonés tiene un don específico que le permite descubrir algo grande en las pequeñas cosas, algo que trasciende todas las medidas cuantitativas.
Tal es Oriente
BUDISMO ZEN Y PSICOANÁLISIS / D.T.SUZUKI/ERICH FROMN
.
¨ aware es el eco de lo que ha pasado y ha sido amado¨
Vicente Haya , después de analizar varias acepciones de distintos autores, cita a Norinaga, que dice:“Aware es en esencia una expresión de hondo sentimiento en el corazón. Posteriormente, esta palabra ha sido usada para referirse con exclusividad a un sentimiento triste, pero ésta es sólo una de las acepciones del término… Aware fue originariamente una exclamación para expresar cualquier sentimiento emocionante…”
Kireji
Como ya le comenté a Israel en un mensaje personal, mi intención era abordar el tema con calma debido a dificultades de horario laboral, aunque ahora comprendo también que se debe no sólo a eso, sino también a la densidad del tema y al tener que escribir en prosa. Por ese motivo, he decidido postearlo por entregas, como en aquellos periódicos que publicaban sus relatos de domingo a domingo; solo que aquí se trata de amenizar los asuntos y no cansar (que es lo que no me gustaría que sucediese) en esta especie de "pseudoensayo".
Israel nos ha presentado aquí dos propuestas para el coloquio: la cuestión del kireji o la cesura, y la de “¿Qué tanto el autor le debe o no, poner de “su cosecha” a lo que compone?”, que pienso que debería abordarse en otro hilo si os parece; yo no tocaré el tema por no extenderme todavía más de lo que suelo hacerlo cuando escribo prosa.
El tema principal sobre el que debatiremos es el Kireji, que como bien ha expuesto nuestro compañero, puede plantear una serie de dudas o diversidad de pareceres a lo sumo. Es, desde mi punto de vista, sobre esos interrogantes, donde está lo que deseo comentar.
Si seguimos a Fernando Rodríguez en la definición que viene recogida en su libro “El haiku japonés. Historia y traducción”; Ed. Hiperión, respesto del kireji, leemos
“ El estilo predominantemente nominal del haiku, donde los verbos están ausentes, favoreció el uso del kireji para que las frases no quedaran inacabadas. (...) es una especie de puntuación poética que tiene el fin de señalar o poner énfasis en los estados anímicos del poeta. (...) Los kireji marcan el final del haiku, o divisiones dentro de él” (todos los subrayados de aquí en adelante son míos)
Y después de señalar que estos kireji eran varios desde la época de Soogi, nos aclara que
“las palabras de cesura son necesarias en el haiku por el hecho de que no se encuentran en el haiku signos de puntuación. Que las pausas vienen indicadas por palabras de cesura, que abren así claros de silencio en el continuo de palabras, permitiendo que se condense el significado de la secuencia lingüística ya emitida. Cada kireji marca, pues, una pausa de pensamiento; si esta pausa es interior y no final, en ella se descarga la tensión existente entre los dos polos poéticos. Es el eje formal de la comparación interna. La mente se ve allí obligada a saltar entre dos conceptos.”
Y ya para terminar lo expuesto por F. Rodríguez
“El kireji ha llegado a considerarse indispensable en el haiku, mucho más que el kigo o palabra de estación. Según Otsuji este formalismo se ha superado; es posible, pues, encontrar haiku sin kireji, pero con pausas de pensamiento bien definidas basadas en el significado.Prescindiendo de la presencia o ausencia del kireji, la pausa de pensamiento marca una elipsis, a la vez gramatical y poética. (...) No obstante, el haiku moderno, según Otsuji, tiende a tener una pausa después de la octava o novena sílaba”
A la primera pregunta de si “¿Deja de ser haiku por no tener Kire o al menos un tipo de cesura reconocible?”, parece que nos la responde y con estimable claridad, lo enunciado en sus tesis.
Respecto a las otras preguntas formuladas, parece existir un poco de ambigüedad, en el sentido de que hay implícitas varias cuestiones entrelazadas y/o mezcladas. Me refiero a que una cosa es la cuestión del “sabor de haiku” (el haimi; y podéis leer tod@s una iniciativa que lamentablemente no prosperó en el antiguo Foro de Debates del Rincón con fecha de entrada del 13/05/07 y en No-Michi con fecha de mayo de 2006, a cargo de nuestro compañero Félix Alcántara Llaneras, que os recomiendo re-leer) y otra, la de si “pesa más el contenido que la técnica empleada en la composición; pues respecto a si el kire es simplemente una técnica que cada quien puede o no emplear”, o si “deja de ser haiku por no tener Kire o almenos un tipo de cesura reconocible”, parece pertenecer a la misma cuestión de fondo y forma. Y que también nos podemos responder cada uno de nosotr@s según lo expuesto por Rodríguez Izquierdo.
Al final vendrán los comentarios, pero ahora...
Ahora vayamos con otra cuestión y con un ejemplo del poeta Taigui, expuesto en el libro de Vicente Haya “El espacio interior del haiku”, Shinden ediciones
“Cuando el río se amansa
las patas de las arañas de agua
fluyen por su superficie”
Así traducido, no aparenta tener un kire notorio; pero que si nos fijamos en el original (y aunque no sepamos japonés) lo vemos al final del segundo verso porque ya sabemos tod@s algunas cosillas de ese idioma por lecturas y demás
“Shizumareba
nagaruru ashi ya
mizusumashi”
“ya” (en japonés) “expresa admiración, incertidumbre, interrogación. Suele aparecer al final del primer verso de cinco sílabas; por esto tiene cierto carácter introductorio. Divide al haiku en dos partes, que han de ser equiparadas y comparadas.” (Fernándo Rodríguez, obra citada)
Bien, ahí tenemos dos cosas, la explicación que según el concepto equipara o compara y la “consecuencia” que procede de la traducción, que modifica o diluye el kire original, cesura o pausa o grado de comparación interna. Pero que incluso habiendo desaparecido como forma, no obstante persiste como fondo, y de eso es de lo que queremos tratar aquí también.
Observemos cómo explica (o comenta) este haiku, el propio Vicente Haya
Nos dice de inmediato que su traducción textual es: “Cuando se tranquiliza / fluir – patas: / mizusumashi”.
“Insectos que fluyen sobre un agua quieta. Estos son los dos polos internos de este haiku.”
Brevemente nos cuenta Haya que “estar en calma” (Shizumaru) y “fluir” (nagaruru) son dos trozos de sílex que al frotarlo hacen saltar la chispa en este haiku".
¿Hace falta realmente en nuestro idioma un concepto tal y como requiere el idioma castellano y no el japonés, que sí necesita de esas partículas llamadas kireji, precisamente por no poseer nustros signos gramaticales? Porque por eso recalca (y recalco ahora yo mismo) Rodríguez que “Las palabras de cesura son necesarias en el haiku por el hecho de que no se encuentran en el haiku (japonés, claro está) signos de puntuación.” Luego según mi lectura y recogiendo uno de los puntos expuestos por Israel, esto explicaría que nuestro kire (y no al modo japonés) puede bastar y de hecho sucede en muchos haiku en castellano de haijines reconocidos, como también se verá, con sólo el empleo de nuestros signos de puntuación bien empleados o con el propio contraste del significado de los versos, es decir: con ese contraste mayor o menor (ahí reside la acción y colaboración atenta del lector de haiku) de gradación interna que hay en muchos de nuestros haiku.
Al decir nuestros signos de puntuación bien empleados, me estoy refiriendo a que ellos sí nos permiten graduar esas comparaciones internas o polos que al frotar hacen surgir la chispa; esos signos tienen en nuestro idioma una razón de ser y una utilidad dentro de nuestra escritura. “El punto”, señala la pausa que se da al final de un enunciado; el “punto y seguido” separa enunciados que integran un párrafo y el “punto y aparte”, separa dos párrafos distintos, que suelen desarrollar, dentro de la unidad del texto, contenidos diferentes; el “punto y coma”, indica una pausa superior a la marcada por la coma e inferior a la señalada por el punto y por tanto posee todavía una cierta relación con el contexto de la frase que le antecede; los “dos puntos”, pues, detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que sigue; etc.
Todo ello me hace pensar y replantearme la cuestión de los signos de puntuación sí o no, que ya hemos (o seguimos tratando) en los debates. Gustos los hay para todo. Pero yo estoy viendo que falta explicar bien por qué la ausencia de signos (cuales quiera sean) dejan más abierto el mensaje implícito en un buen haiku que si se emplean los signos adecuadamente, ¿por qué?. Pienso que no es la forma sólo sino el contenido bien expresado (en el “vaciamiento” del poeta para dejar respirar al haiku y al lector, entre otras cuestiones de fundamento estético, etc) donde reside el “haimi”, el “sabor de haiku”.
autor: JL:VICENT Valencia (España)
"Teorizando un haiku....¿ dónde el canto del jilguero?----------------- --------------------
.
BibiVarelaGibb
Siempre que alguien esté pidiendo amor no será capaz de darlo, porque el hecho de pedir es una señal de que dentro de èl no hay una fuente de amor. Si no, ¿por què lo tendrìa que pedir fuera? Sòlo la persona que està por encima de la necesidad de pedir amor puede dar amor. El amor es compartir, no mendigar. El amor es un emperador, no un mendigo. El amor sòlo sabe dar, no sabe nada acerca de pedir.
¿Sabes que es el amor? El amor que se pide no puede ser amor. Y recuerda, si alguien pide amor en èste mundo nunca recibirà amor. Una de las leyes fundamenteales, una de las leyes eternas de la vida es: el que pide amor nunca lo recibirà.
El amor sòlo llama a la puerta de la casa donde ha desaparecido el deseo de amor. El amor empieza a llover sobre el techo de la persona que ha dejado de pedir amor.
Pero no llueve sobre el techo de alguien que todavìa està anhelando amor, el amor no fluye hacia su corazon necesitado. Un corazòn necesitado no tiene el tipo de receptividad que hace posible que el amor entre. ûnicamente un corazòn que comparte, un corazòn que dà, tiene ese tipo de receptividad para que pueda llegar el amor a su puerta y decir: Abre la puerta ¡he llegado!
El amor es un florecimiento interno, surge de una energìa latente en tu interior. Sin embargo, todos buscamos encontrar amor en el exterior. Todos buscamos encontrar amor en el amado, lo cual es una cosa absolutamente equivocada e inùtil.
Busca el amor dentro de tì mismo.
No te das cuenta de que siempre estàs pidiendo fuera algo que ya està dentro de tì."
OSHO
Libro del Hara
No hay comentarios:
Publicar un comentario